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23 de septiembre de 2024El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una forma particular de percibir y procesar la información que condiciona a la forma en que una persona puede responder a ciertos estímulos ambientales, y que a menudo acaba siendo deficiente, ineficiente o disfuncional.
Para ayudar a visualizar cómo procesan la información estas personas, vamos a poner un ejemplo.
Imagina que tienes que transportar un paquete de Madrid a Barcelona en coche, un sistema de procesamiento eficiente lo que haría es planificar en un mapa el recorrido más rápido y que conlleve el menor gasto.
Sin embargo, alguien con TDAH terminaría llegando a Barcelona pero lo haría de forma más ineficiente, ya que probablemente tardaría más en encontrar una ruta sobre el mapa y escogería un recorrido más largo y con mayor gasto.
Las personas con TDAH tienen preservada su capacidad de aprendizaje, sus funciones cognitivas y emocionales, la diferencia está en que hacen un uso menos eficiente de éstas.
Por este motivo, no hay que aproximarse al TDAH desde una perspectiva «curativa», sino con el objetivo de que el/la niño/a, adolescente o adulto/a aprendan a ser conscientes, a convivir y a controlar su forma de procesar la información, minimizando sus limitaciones y maximizando sus puntos fuertes.
Sintomatología del TDAH a nivel comportamental, cognitivo y emocional
Hoy en día existe cierto consenso en aceptar que el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo en el cual predominan los síntomas de inatención y/o hiperactividad e impulsividad (subtipos: inatento, hiperactivo o combinado).
Estos síntomas, que suelen aparecer antes de los 12 años, afectan tanto al área comportamental como cognitiva y emocional. A nivel comportamental, se suelen observar problemas de comportamiento, impulsividad social y falta de habilidades de interacción social.
A nivel cognitivo, destaca el bajo rendimiento en la memoria de trabajo, en la velocidad de procesamiento y en tareas que requieran mantener la atención durante un período de tiempo. Así como también suelen mostrar dificultades para planificar, organizar y realizar acciones dirigidas a un objetivo (donde es necesario gestionar el tiempo, autocontrolarse y motivarse).
Por último, a nivel emocional no es extraño encontrar problemas en la regulación emocional.
La inatención, impulsividad y sobreactividad motora son naturales en la infancia, todos/as los/as niños/as exhiben mayores niveles de éstos que otro/as niños/as más mayores.
La diferencia en el TDAH está en que estos niveles «anormalmente» elevados de inatención e hiperactividad/ impulsividad van asociados a un deterioro significativo de la vida familiar, social o escolar del niño/a.
Algunos autores han hablado de un nuevo subtipo de TDAH, el «Tempo Cognitivo Lento» (sluggish cognitive tempo). Esta propuesta de nuevo subtipo de TDAH compartiría parte de la alteración atencional del subtipo inatento, pero además incluiría una lentitud motora y cognitiva. Este nuevo subtipo ha sido ampliamente investigado en los últimos años pero aún no se ha incluido de manera oficial dentro de la categoría diagnóstica del TDAH (ni en el DSM-5 ni en la CIE-11).
Controversia en el diagnóstico del TDAH
A día de hoy aún existe cierta controversia en cuanto al diagnóstico del TDAH.
Esto se debe en parte a que es el único trastorno psicopatológico infantil en el cual se acepta, en mayor o menor medida, que el tratamiento sea farmacológico y su diagnóstico es «exclusivamente clínico».
Por lo que la detección del TDAH puede ser extremadamente variable y de fiabilidad discutible. Lo que hace que el augmento del diagnóstico en los últimos años pueda ser atribuido a factore positivos (mayor sensibilización social y profesional) pero también a negativos (laxitud, falta de rigor diagnóstico y presión de familias por tener acceso a ayudas al obtener el diagnóstico).
La evaluación del TDAH debería ser multimétodo, es decir, utilizando diferentes instrumentos de evaluación (entrevistas, cuestionarios, registros de observación…) que exploren la psicopatología general, los criterios diagnósticos, los síntomas y conductas TDAH, el funcionamiento cognitivo y neuropsicológico, y el grado de afectación de los síntomas. Además, la evaluación también debe ser multifuente (evaluado por padres, maestros y el/la niño/a si es necesario), comórbida y diferencial (evaluando y discriminando la presencia de otros trastornos que también podrían explicar la sintomatología).
Tratamiento farmacológico NO está recomendado para niños/as con TDAH
En cuanto al tratamiento, cabe especificar que el tratamiento farmacológico NO está recomendado para niños/as con TDAH en edad preescolar y tampoco es la primera opción para los/as niños/as en edad escolar.
Únicamente debe considerarse el tratamiento farmacológico cuando el/la niño/a presente síntomas graves y un gran deterioro en varios aspectos de su vida, o cuando no exista otra opción terapéutica.
En el caso del TDAH del subtipo combinado moderado o grave, el tratamiento debería incluir una acción multidisciplinar y multimodal, que contemple el tratamiento farmacológico (para mejorar la capacidad atencional, la impulsividad y el control motor), el entrenamiento de padres y educadores en el manejo de conductas problema, la adaptación curricular y el apoyo extraescolar para mejorar los problemas de aprendizaje.
Para el resto de casos, el tratamiento que ha demostrado ser más eficaz y será de primera elección es el entrenamiento conductual para padres, educadores y/o compañeros, así como el entrenamiento en habilidades organizativas.