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16 de octubre de 2024La depresión es un trastorno mental que impacta profundamente en cómo te sientes, actúas y piensas.
No es simplemente estar triste o tener un mal día; es una condición más persistente y compleja.
Los síntomas de un episodio depresivo incluyen la presencia de cinco o más de los siguientes durante al menos dos semanas:
- Disminución del interés o placer por todas o casi todas las actividades.
- Estado de ánimo deprimido.
- Pérdida de peso o disminución o aumento del apetito
- Insomnio o hipersomnia.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Aumento o disminución de la actividad física y mental.
- Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva.
- Disminución de la capacidad para concentrarse.
- Pensamientos de muerte recurrentes o ideas suicidas
Como se puede observar, un episodio depresivo tiene un impacto global en la vida de la persona y suele conllevar alteraciones afectivas (tristeza, desánimo, disminución de la capacidad para sentir placer…), comportamentales (disminución del nivel de actividad, agitación o lentitud), cognitivas (disminución de la concentración, memoria y/o rendimiento), fisiológicas (insomnio o hipersomnia, disminución del apetito, actividad y/o deseo sexual) e interpersonales (poco interés por los demás y deterioro de las relaciones sociales).
¿Qué diferencia hay entre episodio depresivo y duelo?
Es importante que distingamos un episodio depresivo de un duelo, ya que pueden compartir varias características pero son muy diferentes.
En el duelo, el afecto predominante suele ser un sentimiento de vacío y pérdida, con una tristeza que disminuye y se produce en oleadas. Por su parte, en la depresión el afecto predominante es un estado de ánimo deprimido persistente con incapacidad para experimentar felicidad o placer, y la tristeza es más persistente.
Además, en la depresión también encontramos pensamientos de autocrítica o rumiación pesimista, una baja autoestima y ausencia de emociones positivas. Mientras que en el duelo los pensamientos suelen centrarse en la preocupación vinculada al difunto, el autoestima está conservada y las emociones positivas pueden acompañar al dolor de la pérdida.
Si existen pensamientos sobre la muerte, en el duelo están relacionados con el difunto y en "reunirse" con él, mientras que en la depresión se centrarían en poner fin a la propia vida por sentirse inútil, indigno o incapaz de afrontar el dolor de la depresión.
Evaluación de la depresión y plan de tratamiento personalizado
A la hora de abordar esta problemática en consulta, el/la psicólogo/a evaluará primero el nivel de interferencia y la gravedad de la sintomatología.
Para ello, puede valerse de:
- Autorregistros que evalúen el nivel de actividad actual, registrando tanto las actividades agradables como las desagradables en la vida de la persona.
- Instrumentos que evalúen las estrategias de afrontamiento.
- Instrumentos que evalúen las habilidades y competencias de la persona.
- Análisis del comportamiento para conocer la presencia de los estímulos reforzadores disponibles.
- Escalas que evalúen la presencia de ideación, planificación o deseo suicida.
- Otros cuestionarios, escalas o registros que proporcionen más información sobre los síntomas presentes.
Una vez se ha recogido esta información, se procederá a desarrollar un plan de tratamiento específico para la sintomatología de la persona.
Los objetivos terapéuticos irán dirigidos principalmente a recuperar las actividades habituales y a aprender a resolver los problemas de una forma más activa y adaptativa. Para ello se buscará aumentar el nivel de actividad, mejorar el estado de ánimo y mejorar algunos aspectos cognitivos (pensamientos automáticos negativos, expectativas, atribuciones…) o problemas asociados (alteración del sueño, alimentación y activación fisiológica).
Para conseguir esta mejora en la sintomatología, los tratamientos que se utilicen incluirán estrategias de regulación emocional (centradas en la exposición y aceptación de los síntomas) y la activación conductual (aumento de la actividad y de la oportunidad de recibir un refuerzo positivo).
Estas dos estrategias serán los pilares de la mayoría de los tratamientos y podrán complementarse con otras herramientas como el entrenamiento en habilidades, la psicoeducación, el entrenamiento en solución de problemas o la prevención de recaídas.
Un psicólogo y el bienestar emocional es algo que van siempre de la mano para este tipo de situaciones, y hay que recordar, que la selección de las técnicas concretas a utilizar dependerá de cada caso y de las características de la persona.
¿Necesitas ayuda?
Si presentas alguno de estos síntomas, conoces a alguien que los esté experimentando, o simplemente deseas más información, no dudes en contactar con Catalina Calafat. Catalina te proporcionará una evaluación profesional y te ofrecerá una respuesta personalizada para ayudarte a gestionar y superar la depresión.